¿Con qué frecuencia deberías revisarlos? ¿Qué aspectos conviene tener en cuenta? En este artículo te lo explicamos todo con claridad y consejos prácticos.
La recomendación general es hacer una revisión básica de los faros una vez al mes. Este chequeo no requiere herramientas ni conocimientos técnicos avanzados: basta con encender todas las luces del coche y verificar que funcionen correctamente. Incluye faros delanteros, luces traseras, intermitentes, luces de freno y luces de emergencia. Si notas que alguno parpadea, ilumina menos o está fundido, es momento de actuar.
Además, cada tres meses es aconsejable realizar una revisión más completa en un taller, donde podrán comprobar el alineado, la intensidad lumínica y el estado de las lentes, aspectos que afectan directamente a la visibilidad y pueden pasar desapercibidos en una comprobación casera.
Los faros delanteros tienen una vida útil media de 6 a 8 años, aunque esto depende de factores como el tipo de bombilla, el uso del vehículo y la exposición al sol o a condiciones climáticas extremas. Con el paso del tiempo, el plástico de las ópticas puede volverse opaco o amarillento, lo que reduce notablemente la capacidad de iluminación, incluso si la bombilla funciona.
► Si observas que los faros están mates o con grietas, considera una limpieza profesional o su sustitución.
► Reemplaza las bombillas por pares, incluso si solo una ha fallado, para mantener una iluminación equilibrada.
► Consulta siempre el manual del coche para conocer el tipo de bombillas recomendadas.
Los faros no solo te permiten ver mejor, también ayudan a que otros conductores te detecten con suficiente antelación. Circular con faros en mal estado aumenta el riesgo de accidentes, especialmente al amanecer, al anochecer y en condiciones de baja visibilidad.
► Unas ópticas limpias y bien alineadas pueden marcar la diferencia entre evitar un accidente o sufrirlo.
► Una revisión rutinaria te permitirá detectar fallos eléctricos o problemas de conexión antes de que se agraven.
► Recuerda que circular con luces en mal estado puede acarrear sanciones económicas.
► Limpia los faros con regularidad, eliminando suciedad, insectos o barro acumulado.
► Evita tocar las bombillas con los dedos desnudos, ya que la grasa natural de la piel puede dañarlas.
► Asegúrate de que los faros estén bien alineados para evitar deslumbramientos a otros conductores.
► No esperes a la ITV para revisar el sistema de iluminación: hazlo antes y con frecuencia.
En definitiva, revisar los faros de tu coche no te llevará más de unos minutos y puede ser la clave para una conducción más segura, cómoda y responsable. Adoptar este sencillo hábito prolonga la vida útil de tu sistema de iluminación y contribuye activamente a reducir los riesgos en la carretera.
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La seguridad vial empieza con algo tan simple como ver y ser visto. Y para eso, el estado de los faros del vehículo es clave, especialmente cuando se conduce de noche, en días nublados o con lluvia. Sin embargo, la revisión de los faros es una de las tareas de mantenimiento más olvidadas por los conductores.
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